Cuando la música es más un escape que un medio de realización
- Carlos Alberto Lozano Díaz
- 28 nov 2024
- 6 Min. de lectura

Siempre he dicho de mí mismo que me considero un millennial tardío, porque nací en el 94, entonces estuve a punto de entrar en la categoría de gen z, pero, siempre me he identificado con las últimas cosas que a los millennials propiamente les tocó. Alcancé a escuchar en la primaria Hybrid Theory, el álbum por el cual Linkin Park debutó en la industria musical. Lo reproducía seguido en un estéreo portátil que tenía mi mamá en aquel entonces. No me considero un gran fan de la banda, pero sí me considero un gran fan del rock y del metal comercial; muchos grupos pasaron por ese estéreo y así fue mi incursión en la construcción de mis gustos musicales.

Imagen obtenida de Last.fm.
Por esta parte de mi historicidad, Linkin Park tiene una afección muy especial y particular en mi vida. En aquel entonces por supuesto que no lograba entender todo lo que Chester cantaba y gritaba, pero me atrajo bastante el sonido de la banda: la distorsión de las guitarras, la estridencia de la batería, la vibra del DJ y la dinámica del rapeo de Shinoda. Pero ahora que soy adulto, que ya entiendo el inglés y que por ello puedo entender la letra, pues la música pega totalmente diferente; y no creo tanto por mi capacidad de entender el idioma, sino más bien por las experiencias que he recopilado a lo largo de mi vida y la relación que hallo entre eso y lo que la letra de las canciones expresa. Por supuesto que no hay comparación entre mi historia y la de Chester, pero al menos ya he generado cierto vínculo que me ayuda a entender a los fans y el porqué esta banda ha impactado tanto en ellos.

Imagen obtenida de NRT México.
Con todo esto del regreso de la banda después de estar más o menos 7 años ausente tras el suicidio de Chester, me he puesto a escuchar otra vez los primeros álbumes mientras manejo en carretera, de mi trabajo a mi casa y viceversa, y ahora entiendo todo. Yo no sé si en su momento mientras el vocalista seguía vivo y activo los fans sabían identificar en la letra acontecimientos de su vida, algo así como "ah, esto lo dice por esto que le pasó", pero me parece que su muerte sella e interpela en definitiva la ignorancia que se tuvo de la profundidad y seriedad de su situación. La verdad ya no puedo ver de otra forma sus composiciones a raíz de que se quitó la vida, y pienso que definitivamente versos como "It's like a whirlwind inside of my head" de Papercut, "Cause' I'm one step closer to the edge and I'm about to break" de One Step Closer confirman todo esto. Para mí, la canción que más denotó su desesperación es Given Up:
(coro)
I've given up
I'm sick of feeling
Is there nothing you can say?
Take this all away
I'm suffocating
Tell me what the fuck is wrong with me
Aunque el tema del suicidio sea algo de suma importancia, el punto que quiero expresar aquí es otro, aunque tiene cierta correlación con lo que sucedió con Linkin Park y que sucede con muchos artistas en el medio. La historia de Chester Bennington, al menos la que tengo al alcance, me llevó a pensar cómo él utilizó la música más como un escape de la realidad que como un medio de realización, y creo que es así más por su vida personal que por otra cosa (porque hay artistas que componen lejos de su vida personal). Su letra expresa totalmente la vivencia del sufrimiento, la violencia normalizada, las dificultades sociales que cada quien podemos llegar a afrontar, la lucha con nuestros demonios internos y los pesares de la vida, especialmente los conflictos mentales a raíz de un pasado crudo e insoluto. Creo que por ello su legado trascendió de una manera muy especial en la gente, por conectar con lo más íntimo de la realidad humana, pero especialmente con aquellos que se han sentido misfits (inadaptados) en la sociedad de la apariencia.

Imagen obtenida de The Scroll.
En el campo de la medicina, los cuidados paliativos se utilizan para pacientes con enfermedades terminales; casos en los que se utiliza de todo y se han tomado todas las posibilidades reales para restituir la vida, pero la enfermedad tiene tal realidad que la calidad y el tiempo de vida de la persona se acortan por mucho. En la música sucede algo similar salvo con una diferencia. ¿Que sucede cuando utilizamos la música como un escape, sea creándola o consumiéndola? La convertimos en una especie de paliativo existencial a raíz de situaciones o problemas personales que ahogan nuestro ser y nuestra estancia en el mundo, orillándonos a buscar un escape; este escape puede tomar muchas formas, pero uno de los más comunes es recurrir a la música por ser una forma de arte que expresa y libera tanto la vida interior como la vida comunal.
El problema no es tanto la música como un paliativo o refugio per se, porque, desde luego, el crear ese espacio puede ser un proceso liberador para nuestro espíritu y eso es algo bueno; el problema está, más bien, en la realidad de la cual se huye. No creo que sea justo decirle al artista y al consumidor que afronten su realidad y que lidien con ella cuando no cuentan ni con las herramientas ni con los ánimos para soportarla, y menos cuando en dicha realidad no hay una red de apoyo saludable, o una comunidad y acompañamiento cercanos que funjan como una especie de tierra fértil para acompañar el florecimiento o la superación personal. Si estos factores no están presentes las circunstancias no suelen ser propicias cuando el artista pretende transportarse a través de la música hacia algún buen término posible. A mi parecer, en el caso de Chester Bennington, el divorcio de sus padres, el abuso sexual que vivió por 6 años seguidos, el bullying en la escuela, sus problemas maritales y el consumo de drogas a raíz de todo ello fueron factores que le llevaron a crear una disonancia tan fuerte entre sus experiencias y la interiorización de su proyecto de vida que lo orillaron lamentablemente a la decisión que tomó.

Imagen obtenida de Grupo Marmor.

Imagen obtenida de Blog - Jacto.
Por otro lado, cuando hay tierra fértil, es decir, circunstancias propicias como una buena red de apoyo, compañía fraterna, una crianza responsable, amistades profundas y la atención profesional cuando es necesario, la música es utilizada como un vehículo de realización. Los griegos antiguos tenían un concepto para las circunstancias propicias: paideia, es decir, la educación humanista, la herencia de valores y herramientas intelectuales, la construcción de una red de apoyo y una comunidad cercana ya desde la infancia para el desarrollo pleno e integral de la persona. Aquí el artista ya no expresa musicalmente la disonancia de su vida, o al menos no en su totalidad, sino que reafirma mediante la música la consonancia vital entre sus experiencias y la interiorización del proyecto de vida. Aquí, la consonancia no es algo que surge de forma espontánea ni tampoco algo que se construye sino que es la respuesta o resultado favorable de combinar la retrospección de nuestra historicidad y la introspección de las decisiones tomadas a lo largo de la vida; y lo mismo sucede con la disonancia, solo que esta como una respuesta desfavorable, contraria por naturaleza a lo consonante, incluso con cierto grado mayor de angustia frente a la vida que uno construye de manera libre y voluntaria.

Imagen obtenida de Linkin Park Wiki - Fandom.
Mike Shinoda, co-fundador y co-cantante de Linkin Park, es un ejemplo claro de la música tomada como vehículo de realización y expresión de su consonancia vital. Sus circunstancias propicias, o volviendo a términos filosóficos, su paideia, permitió canalizar su talento de tal manera que la dinámica escapista de la música no tomara control total de su composición y expresión interior sino que la dinámica de realización de la música fuera la que tomara liderazgo. Tampoco se trata de caer en el error de polarizar estos fenómenos, pretendiendo verlos como "o es esto o es aquello", pues entre esto y aquello, es decir, entre la dinámica escapista y la realizadora de la música existe un matiz desde el cual también las personas que la toman como un vehículo de realización personal llegan a expresar ciertas disonancias de su historicidad, así como también quienes resaltan por su disonancia han llegado a expresar experiencias muy puntuales que agregan consonancia y alivio a su vida interior.
Así, dentro de la misma banda contamos con la expresión radical de las dos dinámicas de la música: En Chester Bennington, la dinámica escapista que produce un efecto paliativo desde la disonancia de su vida, mientras que en Mike Shinoda la dinámica de realización desde la consonancia vital. Aunque, pensándolo bien, no es que sean dos dinámicas distintas sino que la música, a mi parecer, es un fenómeno que tiene un carácter dinámico y dos dimensiones: la escapista y la realizante pero, habría que pulir mejor esta concepción de lo que es la música. Pero , fuera de eso, me parece que ambas dejan una bella flor por sobre la aspereza del cactus, un saguaro que da cuenta de la belleza y la trascendencia que hay cuando el hombre da el salto de fe desde el reino de las musas.

Imagen obtenida de National Park Service.
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